Mario Almirón, Secretario General de
SADOP, analiza desde la perspectiva del Pueblo las tres décadas de Democracia.
Conquistas y luchas populares.
Los 30 años del fin de la dictadura
cívico/militar de 1976 nos motivan a realizar un balance desde la perspectiva
del Pueblo, a partir de sus necesidades y derechos, pero en particular sobre el
derecho humano a la educación.
La lucha popular terminó con el
terrorismo de Estado. Es una conquista muy importante, si tenemos en cuenta lo
que significó la dictadura, las terribles atrocidades cometidas y los miles de
hermanos que hoy no están. La vigencia de una democracia -aunque formal y
restringida- desde octubre de 1983, permitió iniciar un camino de recuperación
de libertades y derechos.
Más complejo fue -sin dudas- atacar la trama de actores económicos que se
beneficiaron con el plan criminal ejecutado por la dictadura iniciada por Jorge
Rafael Videla. La Sociedad Rural Argentina (SRA), los prestamistas
internacionales como el City Bank, las multinacionales, los grandes diarios y
medios de comunicación social, que no sólo apoyaron a la dictadura, sino que se
beneficiaron directa o indirectamente con el saqueo económico que la misma
perpetró. Estos últimos permanecieron en el poder luego de que la dictadura
finalizara y sus personeros fueran desalojados de la Casa Rosada.
Esa ideología de lucro y mercado,
que en los 80 y 90 continuaron los grupos económicos a través de Fundación de
Investigaciones Económicas Latinoamérica (FIEL) o el Instituto para el
Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), mantuvo incólume el paradigma
neo/liberal que se inició con Alfredo Martínez de Hoz, ex ministro de
Economía.
Aunque el
Pueblo pudiese elegir a sus gobernantes, votando "un día", no es menos cierto
que "los mercados votaban todos los días", como señaló con agudeza el economista
Aldo Ferrer. En ese contexto la educación ocupó el espacio que el ajuste
estructural le dejó. La transferencia de servicios educativos a las provincias
fue el nombre que tuvo el ajuste neo/liberal de los 90 en esa área. Con el apoyo
-o el silencio cómplice- de muchos que hoy hablan se desmanteló el sistema
educativo nacional.
Los docentes resistimos, junto a otros trabajadores estas políticas en
los 90. Resistimos luchando en la calle, dando el debate en cada lugar y
organizando a nuestros compañeros desde el Movimiento de Trabajadores Argentinos
(MTA), la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la Corriente Clasista
y Combativa (CCC).
Los últimos diez años significaron un cambio sustancial. El intento más
serio de transitar de una democracia formal a una estructural o real. Donde no
sólo pudimos elegir a nuestros gobernantes y que ellos tomaran sus decisiones
por el mecanismo o procedimiento propio de la democracia (las mayorías, la
voluntad popular) sino donde se generaron políticas direccionadas a que todas y
todos pudiéramos ejercer en la realidad nuestros derechos. En educación este
cambio profundo se ha iniciado y cuenta con nuestro apoyo.
Esta "década ganada", en
ampliación de derechos y Justicia Social, no es sólo patrimonio de un Gobierno.
Es un "activo social" del conjunto del Pueblo.
Sin dudas aún queda mucho
camino por recorrer. Pero la puesta en vigencia de la Ley de Educación Nacional,
encaminada a construir una sociedad más justa, con inclusión e igualdad, marca
camino que rompe con el paradigma neo/liberal y desafía al conjunto de las
Organizaciones populares.
El Estado puede hacer mucho -y ha hecho bastante en estos últimos diez
años- pero no puede reemplazar la acción de la Comunidad Organizada. Estamos
llamados a militar este Proyecto de País y llenarlo de participación
popular.
Por Mario Almirón
Secretario General
SADOP-CDN
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