Compañeros Docentes: quiero compartir con todos ustedes, en este momento de lucha por nuestro salario que debe ser justo y digno, unas palabras muy bien pensadas y plasmadas por nuestro compañero Secretario General de Rosario Dr. Martín LUCERO, sobre el “Presentismo” lo que significa y lo que piensan… publicada en el diario La Capital de Rosario-Santa Fe.-
"Se toman
cuanta licencia pueden"
"Se toman cuanta
licencia pueden". Bajo esta idea repetida hasta el hartazgo se enmascara
la idea de volver a introducir el presentismo como una herramienta para mejorar
la calidad educativa entendida como "que el maestro no falte".
"Se toman cuanta
licencia pueden". Bajo esta idea repetida hasta el hartazgo se enmascara
la idea de volver a introducir el presentismo como una herramienta para mejorar
la calidad educativa entendida como "que el maestro no falte". De
esta manera el "ausentismo docente" se convierte en una suerte de
excusa para subordinar la percepción de un salario digno a resignar derechos
laborales tanto legales como convencionales.
Lo primero que debe
quedar en claro es que la introducción del presentismo en medio de una
discusión salarial no busca mejorar la calidad educativa. Busca exigir una
conducta del trabajador con prescindencia del análisis del medio que lo rodea.
De esta manera el docente cobra por estar "presente" no importando si
está enfermo, si padeció una catástrofe climática, si fue robado camino a la
escuela o si perdió un ser querido (padre, esposa/o, hijos). Lo que califica la
percepción del cobro es su "presencia".
En este sentido aflora
claramente la naturaleza neoliberal del "premio por asistencia": El
trabajador debe resignar, por ejemplo, su derecho a la licencia por enfermedad
para acceder a un salario, que por su naturaleza alimentaria, necesita para
vivir. Como todas las instituciones que tuvieron su esplendor en los 90 tiene
por fundamento que el trabajador "flexibilice" condiciones de trabajo
a cambio de dinero. Como en toda política laboral neoliberal, el que se
beneficia siempre es el empleador: porque gana en caso de que el trabajador
resigne condiciones de trabajo o gana ahorrándose el "premio" del
trabajador que no alcance la pauta.
Es por eso que en un
modelo que pone el eje en la protección del trabajo, la mejora de las
condiciones laborales y el sostenimiento de la negociación colectiva el
"presentismo" es una institución reaccionaria porque implica el
menoscabo de interés del trabajador.
El régimen de licencias
tanto para los trabajadores en general como para los docentes en particular es
un pliego normativo que materializa derechos. No es una dádiva o una
liberalidad que concede privilegios. ¿Cómo puede entenderse como privilegio el
hecho de no estar obligado a ir a trabajar enfermo? ¿O la no sanción ante la
imposibilidad de ir a laborar por ser víctima de una inundación? O dicho de
modo inverso ¿Dónde está la justicia social de hacer que el trabajador vea sujeta
la pérdida de parte de su salario a cualquiera de estas contingencias? ¿Es
propio de un modelo que fomenta la ampliación de derechos fomentar una clara
merma de los mismos? ¿Es lógico ver cómo mientras en muchas jurisdicciones se
mejoran las licencias por maternidad o paternidad al mismo tiempo se esté
pensado en aplicarles un presentismo que el docente perdería por faltar por ser
padre o madre?
Sin duda uno de los más
tristes aportes del neoliberalismo en torno a la política educativa ha sido la
habilidad de instalar la premisa de que es necesario "domar o domesticar a
los gremios docentes" que a la postre serían los representantes de un
maestro "vago", "quejoso" y "que se vale de cualquier
treta para no ir a trabajar", incluso la deslealtad y el fraude laboral. Y
lamentablemente ante cada tensión gremial del sector afloran vestigios de este
pensamiento. La vía fácil siempre es accionar sobre las consecuencias antes que
atender a las causas. Es más sencillo hacer que el docente pierda el
presentismo por hacer paro o por estar enfermo que atender la causa de sus
reclamos o estudiar las causas por las cuales se enferma.
La discusión por la
calidad educativa (concepto que merece ser revisado) pasa por debates más
complejos que los 190 días de clases o el presentismo. Requiere un importante
compromiso social en el cual no se puede soslayar el rol de la familia como
primera formadora y del Estado como garante de los derechos de todos. Incluso
los de los docentes. Pobre idea de calidad educativa es aquella que se sustenta
en hacer que los maestros vayan a trabajar enfermos.
He aquí el inicio de un
diálogo responsable. Si preocupan los índices de ausentismo docente ¿Por qué no
estudiarlo y formular propuestas? ¿Es muy distinto al de otros sectores de
similares características? ¿Cuál es la incidencia de las enfermedades? ¿Cuál es
la naturaleza y origen de las mismas? ¿Es posible mejorar el ambiente de
trabajo y disminuir las patologías? ¿Es posible implementar un sistema de
auditoría efectivo que proteja al docente enfermo y evite distorsiones en el
sistema de licencias?
Es necesario cambiar el
centro del debate: El problema no es que el docente falta. El problema es la
causa de la ausencia. Como se puede ver algo que el presentismo no puede
resolver.
Es por ello que lo
primordial de la cuestión sobre "la calidad educativa" no pasa por la
época en la que se debata el salario docente. Pasa porque la discusión sea
integral e incorpore a todos los sectores. Sin preconceptos. Sin
discriminaciones. Con amplitud. Evitando, usando la palabra de moda, que todo
el sistema educativo sea rehén de las resoluciones "inapelables" del
Consejo Federal. Potenciando todas las herramientas que se han creado o
recuperado en estos años para lograr los acuerdos y consensos necesarios para
profundizar el modelo de inclusión social.
Inclusión que no puede
hacerse sin la educación que fomenta la igualdad de oportunidades. Ni sin los
docentes que ponen la ciencia y el alma todos los días en las escuelas.
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